Los viajes de AliciaAlícia en el país de...

Alicia siempre había oido la frase de cuando se cierra una puerta, se abre una ventana... y además de entrarle por sus oídos, entraba también por el lado del corazón donde albergaba todos sus malos sentimientos (odio, temor, envidia...) por que para ella, esa maldita frase, nunca había sido cierta...
Para Alicia cuando una puerta se cerraba, lo hacía de un portazo, y no sentía brisa proveniente de ventanas abiertas, sólo oía un portazo trás otro, y cada vez más lejano como si predijeran el camino que le quedaba por recorrer...
Alicia se sentaba en el centro de la habitación, era una de esas habitaciones oscuras presentes en las peores pesadillas donde detrás de cada puerta se esconden terribles secretos y temores; se sentaba, aterrada por el miedo a abrir; se sentaba, por que intentadas todas las puertas... ya no le quedaba nada.
Cuando alguna luz asomaba por debajo de alguna de las puertas y Alicia la abría esperanzada de encontrar el sol... esa aparente luz se vislumbraba oscuridad...

Y cuando parecía haber visitado todas, y cuando parecía conocerse de memoria tan odiada habitación, de repente, ahora, tras el paso de tantos años, descubrió que ahí había una ventana, le resultó raro no haberla observado antes; por que era enorme, por que era luminosa, por que desde ella se veía el exterior, por que irradiaba rayos de luz a toda la habitación, y por que le encantaba mirar por ella... Y aunque sus rayos cegaban el resto de la habitación pareciendo borrar sus puertas... Alicia seguía sintiendo miedo... esa ventana era tan bonita, era tan esperada... que temía que si se cerraba de un portazo todos sus sueños se destrozarán...

...nadie podría recoger entonces sus pedazos entremezclados con los de su amada ventana...