25 mayo 2007

Cuentos para adultos
El hombre que no tenía brazos

Mientras Silvia se dirigía en su coche hacia el trabajo con sueño, apagada y la mayoría de las veces con cierto desánimo y enfado, sin causa conocida, sólo por el hecho de madrugar o por que esa mañana había decidido en 5 minutos que tenía un mal día, en numerosas ocasiones se encontraba con él...
Aún recuerda la primera vez que lo vió, de momento sin saber por qué le llamó la atención, parecía un hombre feliz, al principio no sabía muy bien lo que le ocurría si llevaba los brazos por dentro de la camisa por el frío o si era un hombre que no tenía brazos....
Siempre caminaba con cierta cara de bienestar, de tranquilidad...
Silvia lo encontraba cada mañana, cada mañana que ella circulaba con la cara mustia y amargada, el hombre sin brazos siempre caminaba feliz con su mochila de piel y su camisa vaquera, Silvia imaginaba las dificultades que él tendría que vivir a lo largo simplemente de un día y aún así desprendía más felicidad que ella que apenas podía nombrar un problema de verdad...
Él siempre le hacía pensar y le contagiaba sin querer y sin conocerla un poco de su felicidad...

3 comentarios:

77arcos dijo...

Es así Chik! La alegría es esencia vital para el alma y se contagia y cura hasta lo impensado. Besos y Gracias por Invitarme :*

Vanesa dijo...

Admiro al hombre sin brazos y a silvia por dejarse contagiar.

A mí me gusta decidir en 5 minutos que tendré un buen día

Yo también te doy las gracias por la invitación

Unknown dijo...

La felicidad no se suele basar en las circustancias de cada uno, la felicidad es un estado de ánimo y como tal depende mucho de nosotros mismos.