02 enero 2009

Cuentos para adultos
La mujer invisible

Nací invisible, que le vamos a hacer... el médico se quedó alucinado cuando escuchó el llanto de un bebe pero no veía nada, mi madre algo se imaginaba por ciertos antecedentes familiares...
Al principio todo era genial nunca hacia colas en el cine, me hinchaba de chuches gratis, nunca me regañaban los profes si no hacia la tareas, si alguna vez hacia una trastada nunca era culpa mía y además era la amiga imaginaria de un montón de niños... pero a medida que los años pasaron... la cosa cambió... ya no me hacia tanta gracia que la gente no me viera, tampoco que nadie me responsabilizase de mis actos, ya que en este momento ya no hacia trastadas y realmente me hubiera gustado que alguna vez alguien me dijesen buen trabajo, o por lo menos buenos días... pero nada... claro, era invisible... por no hablar de mis relaciones sociales... si alguna vez intentaba hablar con alguien en vez de su amigo imaginario me convertía en su peor pesadilla...
Así que podéis imaginar mi desilusión... lo que comenzó como un juego agradable acabó convertido en el estigma de mi soledad... y así caminaba yo triste, intentando buscar alguna solución a esta historia sin sentido...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Que arte que tienes!.

dsoriano dijo...

bravo!