03 febrero 2007

Mi vida como discapacitado
Relato

yo tenía casi 35 años y una vida normal, un trabajo más o menos "estable", una casa con hipoteca a 30 años, amigos con los que te juntabas para hablar de quien tenía más tripa cervecera o a quien se le caía más el pelo, y con los que recordabas historias de antaño de te acuerdas de... o como podía yo aguantar esas marchas... no tenía novia formal por el momento, tampoco me preocupaba, además en la sociedad en la que vivimos si eres chico aunque tengas 35 años y estés soltero no pasa nada, eres un vividor... (otro gallo entonaría si me hubiera tocado ser mujer...) En fin, resumiendo, se podría decir que era medianamente feliz...
...de repente una mañana todo cambió, sé que no fue en una mañana pero si os soy sinceros no me acuerdo del proceso, tan sólo del antes y el después... pues como os iba diciendo una mañana me encontré levantado entre mi madre y un chico joven (hasta entonces para mí desconocido, debía ser alguna especie de ayuda a domicilio, voluntario o algo así...) me sentaron en una silla de ruedas y me dieron de desayunar, mi madre después de 30 y tantos años volvía a darme de comer, yo intentaba mover los brazos, hacerlo por mí mismo, pero, no me respondían... y así, todo de nuevo, al cuidado de mis progenitores, en su casa, a su merced, salía cuando me llevaban, vestía lo que me ponían y comía lo que me daban, no creáis que les reprocho nada, al contrario muy agradecido pero... todo a su merced, otra vez. Ahora la gente ya no me trataba como a un adulto, me hablaban con ese tono ridículo que ponemos los mayores para hablar con los niños, extrañamente melodioso; ya no era un adulto, y es cierto que había cosas que no sabía, que no podía, realizar por mí mismo; y es cierto, que incluso nombrar la cosa más sencilla para mi se convertía en la tarea más compleja; pero al margen de todo eso, dentro de todo eso... seguía estando yo, él mismo de antes, aunque sin poder expresarlo... Me veía un adulto reconvertido en niño...
aunque esto sólo es una parte de mi historia, centrándome en la gente que me quería o apreciaba, si me extendiese en los amigos perdidos (por suerte algunos quedaron, aunque sus visitas sean bastante espaciadas) los conocidos que te infantilizan y te hablan como si diesen indicaciones a un alemán preguntándoles por la calle principal de su ciudad o los desconocidos que te miran con total descaro, y alguna vez los escuchas decir pobretico que lastima, palabras que en tus momentos de lucidez se clavan en el centro de tu existencia... si me extendiese a todo eso, este relato se convertiría en varios capítulos y estoy algo cansado para continuar... tampoco quiero hablar de mi enfermedad, que cada uno/a escoga una enfermedad degenerativa que conozca e imagine que esa es la que acompaña mis días... y aunque a estas alturas querido lector/a apelando a la gran inteligencia que le presupongo ya imaginará que si que recuerdo el curso inicial de mi enfermedad, tampoco me apetece plasmarla aquí, prefiero no recordar nada más que ese antes y mi después, el pasado y presente de la vida de este hombre aún adulto

4 comentarios:

la chik sin nick dijo...

Espero que este relato no se pueda malinterpretar y se lea siempre desde el cariño y el respeto desde el que yo lo he realizado.

Anónimo dijo...

no se puede malinterpretar, esta clarisimo.

Anónimo dijo...

me ha impactado mucho...

el destido de áquel que comenzó el trayecto sin quererlo y llegó al final siendo el mismo pero diferente al ojo ajeno que no puede oír sus gritos

Anónimo dijo...

no sera peligroso tu trabajo?